domingo, 21 de marzo de 2010

Things we lost in fire

Perdí mi parte crédula, fui soltándola de a poco. En su lugar, llegó la duda, el escepticismo y la desconfianza.

Perdí el asombro por el periodo previo a un noviazgo, cuando le preguntas a sus amigas lo que ella piensa de ti, esas mariposas en la panza, esos pensamientos idealistas que te surgen justo a punto de dormir. El asombroso y esperado primer beso, el querer conocer a una persona y que te conozca, que te guste lo que hay en ella y que le guste lo que hay en ti.

Perdí el sentido de la responsabilidad compartida, del querer hacer todo en conjunto, hacer equipo, remar en la misma dirección.

Perdí la seguridad de merecer amar a alguien porque cuando he estado enamorado no he hecho lo bastante para perdonar, entender, comprender y dejar de recriminar los errores de la otra persona, esto para perdonarme por mis propias fallas.

Perdí la confianza en mí al grado tal que ahora existen los celos en mi corazón, siempre acompañados por ira y desconfianza.

Mi capacidad de amar no la he perdido, sólo la parte importante de la misma;
mi capacidad de amar en compañía, puedo amar a la distancia, extrañar y añorar a una persona que cuando tenía cerca ya no soportaba.

Pierdes unas cosas y a cambio recibes otras. Particularmente en estos intercambios, salí perdiendo con el canje.

Con tantas cosas perdidas, a ti ya no te recupero.